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viernes, 23 de diciembre de 2011

Cierre de año II

Quería aprovechar, como en ocasiones anteriores, la sensibilidad especial que provocan los cierres de fin de año y las fiestas que se celebran, para poder filosofar un momento sobre nosotros mismos. No creo que haya conocimiento más duro y difícil al cual acceder que al conocimiento de uno mismo, al conocerse sin tapujos como persona. Por eso, primero me gustaría compartir con ustedes un video que me ha llegado en un mail cuyo titulo me parece que es "¿Quien realmente eres?", desconozco su autor pero que me ha dejado pensando bastante e internamente vacío:


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Para finalizar dejo un de las tantas cartas de Krishnamurti escribió a sus escuelas:


"Debemos comprender desde el mismísimo inicio de este nuevo año que lo que primordialmente nos interesa es el aspecto psicológico de nuestra vida, aunque no por ello vayamos a descuidar el lado físico o biológico. Lo que uno es por dentro acabará generando o bien una buena sociedad o el deterioro paulatino de la relación humana. Nos interesan ambos aspectos de la vida, no primar a uno sobre el otro, aunque lo psicológico, o sea lo que somos por dentro, acabará gobernando nuestra conducta, nuestra relación con los demás. 

A lo que parece descuidamos totalmente las realidades más profundas y extensas de la vida y le damos una importancia mucho mayor a los aspectos físicos y a las actividades cotidianas, por muy relevantes o irrelevantes que sean. De modo que, por favor, tenga presente que en estas cartas estamos abordando nuestra existencia desde el interior hacia el exterior, y no a la inversa. Aunque la mayoría de la gente se interesa por lo externo, nuestra educación debe proponerse crear una armonía entre lo externo y lo interno; esto no puede acontecer en absoluto si tenemos los ojos exclusivamente fijos en lo externo. 

Entendemos por lo interno toda la dinámica del pensamiento, nuestros sentimientos razonables e irrazonables, nuestras fantasías, nuestras creencias, nuestros apegos felices e infelices, nuestros deseos secretos con sus contradicciones, nuestras experiencias, nuestros recelos, nuestra violencia, etc. Las ambiciones ocultas, las ilusiones a las que la mente se aferra, las supersticiones de la religión y el conflicto aparentemente interminable en nuestro interior también forman parte de nuestra estructura psicológica. Si no percibimos estos aspectos o los aceptamos como parte ineludible de nuestra naturaleza humana, entonces consentiremos que exista una sociedad en la que nosotros mismos seremos prisioneros. De modo que es muy importante comprender esto. 

No cabe duda de que todo estudiante del mundo ve el efecto del caos que nos rodea y confía en rehuirlo por medio de algún tipo de orden externo, a pesar de que interiormente se encuentre en un estado de absoluta perturbación. Quiere cambiar lo externo sin cambiarse a sí mismo, pero él es el origen y la continuación del desorden. Éste es un hecho, no una conclusión personal. Por lo tanto, lo que nos importa en nuestra educación es cambiar el origen y la continuidad del desorden. Los seres humanos son los que crean la sociedad, no ciertos dioses en algún cielo. Así que comenzamos con el estudiante. Esa palabra significa estudiar, aprender y actuar. La educación básica es aprender no sólo de los libros y de los maestros, sino estudiar y aprender acerca de uno mismo. Si no sabe nada acerca de sí mismo y está llenando su mente de datos sobre el universo, usted está meramente aceptando y continuando el desorden. Como estudiante, a usted probablemente no le interese esto. Lo que desea es divertirse, cultivar sus propios intereses. A usted se le obliga a estudiar y sólo lo hace bajo presión, aceptando las inevitables comparaciones y notas con el ojo puesto en algún tipo de carrera. Éste es su interés básico, el cual pareciera ser algo natural porque sus padres y abuelos han seguido la misma vereda de empleo, matrimonio, hijos y responsabilidad. Mientras usted esté a salvo, poco le importa lo que suceda a su alrededor. Ésta es su verdadera relación con el mundo que los seres humanos han creado. Para usted lo inmediato es mucho más real, importante y exigente que el todo. 

Pero su interés y el del educador es y debe ser comprender no una parte sino la totalidad de la existencia humana. La parte es tan sólo el conocimiento de los descubrimientos físicos del ser humano. De manera que aquí, en estas cartas, comenzamos primordialmente con usted, el estudiante, y con el educador que le está ayudando a conocerse a sí mismo. Ésta es la función de toda educación. Necesitamos crear una buena sociedad en la que los seres humanos puedan vivir dichosamente en paz, con seguridad y sin violencia. Usted como estudiante es responsable de esto. Una buena sociedad no cobra vida por medio de algún héroe, líder, ideal o sistema cuidadosamente planificado. Usted tiene que ser bueno porque usted es el futuro. Usted hará que el mundo sea o bien una modificación de lo que es actualmente o un lugar en el que usted y otros puedan vivir sin guerras ni brutalidades, con generosidad y afecto. Usted ha comprendido el problema, cosa que no es difícil; entonces, ¿qué va a hacer? La mayoría de ustedes son instintivamente amables, buenos y deseosos de ayudar, a menos, por supuesto, que hayan sido demasiado pisoteados y deformados, cosa que uno espera que no les haya sucedido. ¿Qué va, pues, a hacer usted? Si el educador es digno de ese nombre, querrá ayudarle. Entonces la pregunta es: ¿Qué harán conjuntamente para ayudarle a que usted se estudie, para que aprenda acerca de sí mismo y actúe? Lo dejaremos aquí en esta carta y continuaremos en la próxima." 

Aprender es vivir, Cartas a las escuelas número 32.

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