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sábado, 8 de mayo de 2010

El universo conocido

Hace apenas unas semanas, el Museo Americano de Historia Natural colgó en la red este espectacular vídeo, una reconstrucción informática que muestra un "viaje" desde la superficie de la Tierra hasta los límites del universo conocido.
Lo que hace que este vídeo sea único y diferente a la mayoría de los que se han hecho hasta ahora es que todo lo que en él aparece está basado en datos reales. Es decir, que no se trata de un vídeo "artístico" realizado según simples criterios estéticos, sino de una auténtica reconstrucción, pieza a pieza, de todo lo que sabemos sobre el universo en que vivimos.



Y luego de ver esta inmensidad llegamos aquí, a "nuestro" planeta, "nuestro" país, "nuestra" ciudad, "nuestra" casa... y acá estamos nosotros, sentados frente a una computadora leyendo cosas, con "nuestros" problemas, "nuestros" sufrimientos, "nuestras" esperanzas, "nuestros" sueños... y, ¿qué es para el universo todo esto que nosotros consideramos "NUESTRO"?... simplemente no es nada. Nada es nuestro. ¿Cómo puede afectar nuestra maldad, nuestro egoísmo, nuestra sed de poder a tan infinita extensión? No la afecta, está allí inmutable, pero en contaste dinamismo. Aunque nos duela no somos tan grandes e importantes como creemos ser. Podemos ser los mejores en esto o aquello, tener esta o aquella otra virtud, ser el presidente de una nación o el millonario más grande del mundo y todo ello nos da placer, regocijo, sensación de ser, pero... ¿Qué pasa cuando vemos esto? No somos más que una pequeña parte despreciable de toda la inmensidad del Universo. Somos pequeños, pequeñísimos. Y claro, esto no nos gusta. Nos acerca más aún a nuestra finitud, a nuestro "dejar de ser"... es que ¿alguna vez somos alguien? Oh, si! Todos somos alguien... yo soy abogado, yo doctor, yo soy papá, yo bisabuelo, yo soy rico, yo soy pobre, yo soy comunista, yo anarquista... todos somos alguien. O al menos eso nos gusta creer. Nos hace sentir vivos. Pero cuando nos golpean en la cabeza con un video como este y de pronto nos dicen: "Despierta! No eres tan importante! Eres sólo una parte de esta enorme masa viviente" ¿Dónde nos encontramos parados ahora? Estamos en la maraña de la incertidumbre, enredados en el misterio, sin ninguna explicación que pueda conformar a nuestro mecánico cerebro. En pocas palabras, estamos en la nada misma. ¿En la nada? Sí, en la nada...

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